Día de la tierra: conoce a los jóvenes que luchan por los océanos

Los ambientalistas cobran cada vez más importancia en las redes sociales, utilizando las plataformas para combatir el cambio climático. Estos tres latinoamericanos usan el poder de las redes para transformar sus comunidades.

Por Victoria Priano
Publicado 19 abr 2023, 09:03 GMT-3, Actualizado 22 abr 2023, 10:22 GMT-3

Martina explorando la abundante vida marina del mar de Cortés, el cual fue nombrado por Jacques-Yves Cousteau como el "Acuario del Mundo".

Fotografía de Maru Brito

En 1962, Rachel Carson publicó el libro Primavera Silenciosa y plantó una semilla que culminaría en la década del 70 y 80 en el movimiento ecologista. Sus ideas fueron un incentivo crucial para despertar la conciencia activa de millones de personas que, desde entonces, se unieron para actuar por la salud de la Tierra.

En el día del Tierra National Geographic entrevistó a tres jóvenes que dedecidieron pasar a la acción, y dedicar sus vidas a generar conciencia ambiental. Ellos invitan a conocer y aprender, para cambiar pequeños hábitos de la vida diaria, que pueden tener un gran impacto. 

Conocer el mar

Martina Álvarez (@OceanoMartina) es como una sirena mediterranea, de pelo largo y ondulado por la sal. Prácticamente diez años de vivir en ciudades costeras han cambiado su vida y su personalidad, incluso en su piel se descubren pedacitos del mar (una ola y una cola de ballena) tatuados. 

Tenía 23 años la primera vez que conoció a un tiburón. Estaba en México asistiendo en una salida de buceo, cuando un tiburón ballena pasó por debajo de la embarcación. Al sambuyirse en las aguas cristalinas del Mar del Caribe, algo cambió: "A mi toda la vida me habían enseñado que el hombre era superior. Pero yo me sentí chiquita frente a esa inmensidad, no solo del tiburón, sino del océano. La naturaleza es enorme y me pregunté cómo puede ser que los humanos, siendo tan pequeños, le hagamos tanto daño", relata en entrevista con National Geographic desde Bocas del Toro (Panamá), donde reside actualmente. Desde aquel día, Martina ha dedicado su vida y sus plataformas digitales a salvar al océano. 

"La gente no tiene la posibilidad de tener estos encuentros tan lindos que yo pude tener. No todo el mundo tiene la posibilidad de ver los efectos de sus acciones, que cuando tiran una colilla o una bolsa de residuos, eso termina en el mar", reflexiona Martina. Si bien hoy elige vivir cerca del mar, no siempre fue así. Martina nació y creció en la ciudad capital de Argentina, Buenos Aires. "La primera vez que bucié no podía creer todo lo que estaba pasando debajo del mar, me cambió la vida para siempre". 

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    Izquierda: Arriba:

    Martina documentando e investigando la pesca dirigida de tiburones en Baja California Sur durante un trabajo para la ONG Beta Diversidad. 

    Fotografía de Porfiria Gomez
    Derecha: Abajo:

    Josefina junto a una de sus creaciones hechas en su enteridad de plástico reciclado. 

    Fotografía de Josefina Diez

    En cuanto a la biodiversidad, los ecosistemas marinos albergan al menos 230 000 especies de plantas, invertebrados, peces y otros vertebrados, según el Censo de la Vida Marina, un programa de investigación mundial sobre la vida en los mares elaborado por más de 760 instituciones y publicado en 2010. Además, los científicos del censo estimaron que por cada especie marina conocida por la ciencia, hay al menos cuatro que aún no se han descubierto. 

    Por otro lado, Josefina Diez, de 28 años, vivió toda su vida en Mar del Plata, ciudad costera del Mar Argentino, donde convivió con los efectos de la mala gestión ambiental desde su niñez. Esta ciudad tuvo históricamente conflictos por el manejo de los residuos humanos que terminaban siendo desechados al mar, pero incluso hoy en día, luego de las lluvias, se encuentran las playas repletas de basura: "Es un problema de la mala disposición de residuos en la vía publica, que después de una lluvia termina en las playas porque no hay barreras físicas", explica a este medio la licenciada en Gestión Ambiental. "La gente empieza a naturalizar los residuos en la playa, por eso es elemental la educación ambiental para visibilizar que no es normal", asegura. 

    Hace tres años, durante la pandemia de la COVID-19, Josefina empezó su emprendimiento medioambiental "Marsinplast" (@marsinplast, por mar sin plásticos), en el que invita a los ciudadanos a acercarle sus plásticos reciclables para que puedan darles una segunda vida. 

    Los plásticos representan la fracción más grande, dañina y persistente de todos los desechos de procedencia humana que acaban en los ecosistemas marinos, llegando a abarcar el 85% del total, advierte un informe publicado en 2021 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma), en el que participaron más de 70 científicos.

    El documento estima que ingresan anualmente a los océanos cerca de 11 millones de toneladas métricas de plástico y se proyecta que para 2040 estos valores se tripliquen, alcanzando entre 23 y 37 millones de toneladas métricas de plástico al año. De acuerdo con la Fundación Ellen MacArthur, de los 78 millones de toneladas de envases plásticos que se producen anualmente en el planeta, solo el 14% se recicla después de su uso. Además, aunque nadie conoce la cantidad exacta de plástico que se ha acumulado en el océano, una estimación hecha en 2015 calculó que son casi 150 millones de toneladas, y se prevee que que se triplicará para 2040, ascendiendo a 600 millones de toneladas.

    "La gente muchas veces no se da cuenta de que la basura de la ciudad termina en un río, y el río descemboca en el mar, y somos nosotros los que contaminamos y dañamos, aunque vivamos lejos del mar", Juan Camilo Mora, de 31 años, quien se graduó de biólogo, pero actualmente se dedica a la educación y conservación de la naturaleza. 

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        Izquierda: Arriba:

        Toma submarina realizada en Baja California Sur, Mexico.  Agrupación de Mobula munkiana, estás mobulas se agregan en grupos de hasta miles en las costas de Baja California Sur. 

        Derecha: Abajo:

        Toma aérea hecha con dron. De raya del género Dasyatis.  Conocidas como rayas Látigo. En el Archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina , Colombia 

        FOTOGRAFÍAS DE Juan Camilo Mora

        ¿Pueden las redes sociales ayudar a combatir el cambio climático?

        Si bien Josefina decidió ganarse la vida a través de su negocio sustentable, con el tiempo descubrió que su verdadera vocación era la educación. Las redes sociales fueron un medio clave para ella, en épocas de pandemia, la ayudaron a divulgar su emprendimiento y a llevar su mensaje más allá de los límites de su ciudad.

        Marsinplast, además de generar productos útiles y funcionales, también recibe clases de secundarios de la zona, y concientiza sobre la importancia de la separación de residuos y la sustentabilidad. Además, pide a sus contribuyentes (en su mayoría vecinos que le proveen de plásticos de un solo uso) que se acercen a dejar sus reciclables, para involucrárlos en el proceso. "Mucha gente me ha dicho que ha empezado a separar sus residuos por Marsinplast, no solo por reciclar, sino por la información que ven en redes", celebra Josefina quien relata haber notado un cambio en su comunidad: "Me agradecen mucho". 

        "Al haber nacido en la capital, mis momentos más felices eran saliendo con mi familia al campo, o hacia la montaña o al mar. La naturaleza fue algo muy importante para mí", recuerda Juan Camilo. Hoy dedica sus redes (@jcmoraphotography) a mostrar y explicar la flora y fauna con la que se encuentra. Hace más de cinco años se desempeña como instructor de buceo, y la mayor parte de su contenido se lo dedica al océano. 

        Tanto Martina como Juan Camilo han dedicado sus últimos años años a generar especial conciencia sobre la importancia de los tiburones. "Son animales muy temidos, hay un mucha desinformación al respecto, e intento que la gente lo vea de manera diferente desde mi comunicación. Los tiburones son un indicador de un mar saludable", explica Martina, quien además produjo, guionó y filmó dos documentales de investigación sobre estos depredadores en Baja California (México) y Panamá. "Quiero darle voz al mar, que no puede defenderse por sí mismo. Contar sus historias".

         "Durante la carrera veía cómo nuestra formación nos llevaba a ser científicos, a reducir todo en un trabajo académico. Pero los artículos los leen pocas personas, y yo quería que ese conocimiento llegara a la gente. Me di cuenta de que lo que a mí me interesaba más era el trabajo con la comunidad", reflexiona el colombiano, en diálogo con National Geographic. Juan Camilo no es ajeno al trabajo educativo, habiendo sido profesor de secundario durante los primeros años de su carrera en Colombia y en Kazajistán. Resalta que las fotos producían un efecto especial en sus alumnos, "plantaban una semilla". 

        En las redes sociales encontró un amplificador de esa potencia educativa que había visto en el secundario: "Cuando subía fotos bonitas a las redes, le llegaba un poquito más a la gente. Algunos se ven atraidos por las fotos, pero si se quedan a leer el texto que acompaña, quizás aprendan algo más. Mi propósito es lograr obturar bajo mi lente la magia y el poder del mar, sus historias y su realidad, y poder comunicarla. Transmitir esa pasión". 

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